Durante los seis meses que siguieron al derrumbe de la Union Sovietica, uno de cada tres habitantes extranjeros de Chechenia resulto victima de la violencia, en una 'purificacion etnica' que, a diferencia de la que sufrio Bosnia, fue desconocida por el mundo. Los gobernantes rusos firmaron la paz con esa republica, mientras alli sus compatriotas se vendian como esclavos, y una vez terminada la guerra no permitieron que los refugiados retornaran a su pais. Este fue solo uno de los efectos de la crisis que comenzo en el otono boreal de 1991. Asimismo, las reformas economicas del nuevo regimen, iniciadas en el periodo de Gorbachov, desorganizaron por completo el sistema economico nacional y destruyeron una trama de intercambios e interdependencias que no fue sustituida por ninguna otra, por lo que millones de personas quedaron en la miseria. En este fin de siglo, Rusia esta reducida a una existencia fantasmal, en la que dirigentes notoriamente corruptos conservan sus puestos, el crimen organizado domina la opinion publica por medio del dinero y la justicia no posee utilidad alguna. En el presente libro, continuacion de su obra El 'problema ruso' al final del siglo XX, Alexandr Solzhenitsyn - inobjetable testigo de una epoca cuyas atrocidades no han cesado describe la situacion actual y el destino de su patria; analiza su historia, asi como la decadencia de su cultura y su caracter, y explica por que el zemtsvo - asamblea provincial y comarcal elegida por todas las clases sociales - es una herramienta que podra resolver las dificultades nacionales. En medio del derrumbe general, los bibliotecarios siguen adelante con su trabajo; a pesar de sus nuevas fronteras tronchadas, Rusia puedeautoabastecerse: el unico bien que todavia no le han arrebatado es el espiritu del pueblo. Si este se sobrepone a la inercia del presente por medio del trabajo obstinado y la recuperacion del particular fenomeno de su cultura, podra ser dueno de su destino.